El 22 de junio de 2004, a Óscar Caranqui, una figura conocida en Imbabura, se le incautaron 11 inmuebles, entre haciendas y mansiones que estaban a nombre de terceras personas, 19 vehículos, una motocicleta, armas de fuego, teléfonos celulares, 15 euros y 131.515 dólares. Su fortuna estaba calculada en 4 millones de dólares. Y se le atribuía la autoría intelectual de 4 crímenes. En ese mismo año la Policía colombiana lo detuvo en un night club de Bogotá, portando un pasaporte venezolano. Colombia lo expulsó y entregó a las autoridades de Ecuador que lo encerraron en la cárcel desde abril de 2005.
Caranqui recibió dos condenas de 16 años por tráfico de drogas y el asesinato de la secretaria de una jueza; tuvo además una tercera sentencia de 20 años también por narcotráfico. Esta última fue dictada el 12 de marzo de 2009. Primero estuvo recluído en el expenal García Moreno de Quito y luego trasladado a La Roca, la cárcel de mayor seguridad del país, en Guayaquil. Allí Oscar Caranqui se dedicó a escribir el libro ‘La Roca, cementerio de hombres vivos’, que supuestamente contenía denuncias en contra de altos funcionarios del gobierno y vigilantes de la cárcel.
Concluida su redacción, Caranqui resumió el libro en YouTube como una denuncia dirigida al Presidente de la República, Rafael Correa, sobre la corrupción al interior de la cárcel, tráfico de drogas, asesinatos, torturas, dotación limitada de alimentos y artículos para la limpieza, situación que, supuestamente, era conocida por altos funcionarios de los ministerios del Interior y de Justicia.
El libro del narcotraficante nunca circuló, pues fue decomisado el 30 de enero de 2013. La jueza Laura López de la Unidad Judicial de Garantías Penales de Pichincha autorizó la acción: “presumimos contiene una serie de expresiones injuriosas, fotografías y afirmaciones que afectarían principalmente los derechos de ciudadanos (…) al mismo tiempo que a varias de las autoridades y demás funcionarios del gobierno nacional, entre ellos, el Presidente Constitucional de la República, Ministros de Estado y otros funcionarios públicos”. El Ministerio del Interior y la Policía se incautaron 10.000 ejemplares del libro.
Meses después, el 13 de junio de 2013, a las 13:00, Caranqui fue asesinado con varios disparos en el patio de la cárcel. El arma de fuego, se dijo, habría ingresado de manera clandestina. Su muerte fue confirmada desde la cuenta de twitter del Ministro del Interior, quien aseguró que su asesino sería otro interno del centro que habría recibido amenazas en contra de su familia por parte de Caranqui.
De su historia se sabe que tenía 42 años y era oriundo de la provincia de Imbabura. Era chofer de un hotel de Otavalo. Luego se lo vio viajando frecuentemente a Colombia para vender artesanías. Y comenzó a acumular bienes, así como a extender sus viajes a Europa. Un cargamento de 124 kilos de clorhidrato de cocaína camuflados en 40 cajas de madera que llevaban artesanías, dirigido a un contacto en Bruselas, el 23 de julio 2003, fue la evidencia que delató su ilícito. El 30 de junio de 2013, tras su asesinato se establecieron múltiples hipótesis que iban desde que su muerte era una farsa para justificar su fuga, hasta que habría sido silenciado por “órdenes gubernamentales”.